Semana del Libro - 20 a 27 de Abril de 2009
Más que un patito
Un maravilloso día de verano, soñé que surcaba los mares con un simple patito. Al siguiente día pensé que mi sueño podría hacerse realidad, así que me metí en la bañera, y empecé a imaginar. En un abrir y cerrar de ojos estaba surcando los mares, en mi hermoso patito amarillo. Me encontré con una mariposa preciosa y decidí llevármela a casa.
Después de unos días, la mariposa estaba triste y no comía nada. Me estuve preguntando qué le pasaría, y llegué a una conclusión: la mariposa tenía que volver de donde vino. Volví a junto mi patito y dejé a la mariposa en su lugar. Desde aquella voy todos los días a verla y ella me lo agradece mucho.Emma Zas Méndez (6 años) y Victoria Bao Jiménez (11 años)
Una tarde por el bosque
Una tarde, un niño estaba en el parque jugando con sus amigos y, de pronto, salió una voz del bosque que tenían al lado. Como estaban jugando a la pelota, se les escapó al bosque. Cuando fueron a buscarla encontraron una gorra colgada en la rama de un árbol muy, muy alto. Cuando la cogieron, se pelearon por ella y se fueron para casa, y se dieron cuenta de que se habían olvidado la pelota.
Rauleida Boitel Minaya (9 años), Miguel Alcalde Silveira (8 años) y Mar Rivero Álvarez (9 años)
Había una vez un juego de fichas y de dados que estaban en una obra raramente, pero un niño lo cogió, se lo llevó a casa, cogió una libreta para tomar apuntes, lo abrió y empezó a jugar. Lanzó los dados y la ficha que eligió se movió sola. Llamó a sus amigos y empezaron a jugar. Cada vez salían animales, aunque todos eran de la selva, pero una vez salió un cazador, consiguió pasar y todos los animales desaparecieron con el cazador. Tiraron el juego al agua y nunca más se supo de él. Jumanji
Juan Gabriel Gamarra Álvarez (10 años) y Nerea Rodríguez Palacios (8 años)
Érase una vez dos personas que tenían sed. Tenían una cantimplora, pero no tenía agua. La chica se llamaba Isabela y el chico se llamaba Pablo. Estaban en el desierto, tenían hambre y caminaron, caminaron…hasta que Isabela se desmayó. Pablo hizo todo lo que pudo, pero él también se desmayó. Estaban los dos tirados en el desierto…
Hasta que despertaron en una cama de piel en la que tenían un cuenco de frutas, y había sandías, peras, uvas…Se levantaron y salieron fuera.
Se encontraron a mucha gente, la mayoría estaba jugando: estaban en un poblado.
Entonces fueron a preguntarle al jefe dónde podían encontrar un barco de vuelta a casa. Les dijo que necesitaban troncos, cuerdas, telas… Y lo consiguieron al fin: un barco. Entraron a despedirse de todos y llegaron después de cinco días y 5 noches. Cuando llegaron lo celebraron, porque era su boda, y después de seis meses tuvieron hijos. Y fueron felices y comieron perdices
María Alcalde Silveira (8 años), Michelle Álvarez Ferreira (10 años) y Osmarlin Martínez Correa (6 años)
En la playa había una peonza y unas gafas. Oliver y Benji, estaban jugando con la peonza y tenían puestas unas gafas de sol. Perdieron las gafas y la peonza estaba rodando, dando vueltas por el suelo. El niño las encontró en una casa; las tenía puestas un señor que estaba tumbado en el sofá, durmiendo con las gafas puestas. El niño intentó sacárselas y se las sacó, y se fue corriendo por la puerta. El señor se dio cuenta y fue corriendo detrás de él, pero no pudo porque el niño le dio con la puerta y el señor se cayó. Y todos vivieron felices y comieron perdices.
Laura Castro García (7 años) y Daniel Fernández Lugo (11 años)
Eran unas ovejas que fabricaban queso, y un día un queso cobró vida, y también una hoja. Entonces chocaron y se hicieron amigos. Al día siguiente el queso invitó a la hoja a la granja y se lo pasaron muy bien. Al final se murió una oveja y el queso se pensó que la hoja la había matado. El queso fue a hablar con la hoja, y ella le dijo que no la había matado. Entonces el queso se enfadó mucho con la hoja y nunca, nunca, nunca más se volvieron a ver hasta que se creyó la verdad. FIN.
Eva Vecilla González (10 años)
Un niño iba en bici por la calle. Encontró un tambor mágico. Pensaba en cualquier cosa, tocaba el tambor y salía la cosa que pensaba
Alejandro Becerra Suárez (7 años)
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